martes, 8 de marzo de 2016

El Museo Nacional de Aviación Naval de los Estados Unidos (II de XX)


Para llegar hasta Pensacola, la ruta que utilicé fue volar de Madrid a Miami para tomar a la mañana siguiente un vuelo doméstico hacia dicho destino.

Aunque el nombre oficial de estas instalaciones aeroportuarias es el de "Aeropuerto Internacional de Pensacola" (PNS) lo cierto es que no existen operaciones internacionales directas en el mismo.


Nada más llegar al Aeropuerto la publicidad dedicada al Museo de Aviación Naval se muestra por todas partes. Se nota que es una ciudad aeronáutica por los cuatro costados, ya que además de este importante destino cultural es la base de los "Blue Angels", la famosa patrulla de la Armada que tiñe de azul todas las esquinas de esta población. Se nota el orgullo de sus habitantes por este motivo; alguno de ellos se acercó a mí en alguna ocasión al ver que portaba camisetas con motivos de Aviación y siempre comentaban algo acerca de este mundialmente conocido equipo formado en 1946 al que dedicaré una de las entradas de esta serie como no podía ser menos.




Otros ejemplos de la importancia de la Aviación para esta ciudad se muestra por ejemplo en el nombre de su equipo profesional de hockey sobre hielo, los "Pensacola Ice Flyers" con claras alusiones a los iconos principales de esta población.




Como notas añadidas, Pensacola es conocida como la ciudad de las 5 banderas, ya que a lo largo de su historia en ella han ondeado las banderas de España, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la de los Estados Confederados del Sur. Es una zona que tuvo gran presencia española en su día hasta que nuestro país la vendió a Estados Unidos en 1819 junto con el resto de Florida.

Además, ofrece otros grandes encantos naturales dada su situación geográfica y cercanía al mar, con muchas posibilidades para el ocio y la náutica y una gran riqueza animal.

Una vez abandonado el Aeropuerto todo nos recordará donde nos encontramos, lo que no hace sino incrementar en mí el deseo de llegar hasta el objeto de este viaje.



Sin más dilación, toca ya dirigirse al Museo con esa sensación de nerviosismo creciente y emoción a partes iguales que me embargan al saber que voy a contemplar algo único y maravilloso.





Por supuesto, los primeros en darme la bienvenida son los Ángeles Azules que ya no me abandonarán hasta el día final.


Antes de llegar al Museo propiamente dicho disfruto del placentero camino de acceso y voy percibiendo la historia y solemnidad que envuelven a esta Base Naval y sus instalaciones donde trabajan más de 16.000 militares y 7.400 civiles, lo que da una idea de la importancia que tiene la misma en la vida económica de Pensacola, ciudad que cuenta con poco más de 51.000 habitantes.

Me prometí a mí mismo visitar "Fuerte Barrancas" y el Faro, dos construcciones históricas que se encuentran en el interior de la Base,  aunque al final el primero sólo me dio tiempo a verlo de pasada.








También es llamativo el "Cementerio Nacional Barrancas" con sus innumerables lápidas al estilo de los cementerios americanos que tantas veces hemos visto en el cine y tan distintos a los nuestros. Está destinado al descanso eterno del personal de las fuerzas armadas y familiares.




Entonces, en la cercanía se vislumbra ya el destino de mi viaje que no es otro que el Museo, al fin he llegado.




Y la recepción es apabullante, un formidable y fotogénico F-14 saluda a todos los visitantes dejando claro la espectacularidad de lo que aquí nos espera, una imagen mil veces vistas en Internet pero que ahora en vivo se muestra tal y como es, un auténtico lujo para los sentidos:






Definitivamente he llegado hasta aquí, y doy un somero repaso al exterior mientras me encamino hacia la puerta principal, observando las enormes anclas del USS ESSEX y del USS ANTIETAM.








Antes de entrar un cartel me recuerda que debo dejar mi Colt 45 en el coche y lo que es peor ... el bocadillo. 


Broma aparte, ese cartel estratégicamente colocado me recuerda que para poder realizar el Tour a la línea de vuelo exterior debo reservar plaza con antelación y con bastante ya que vuelan, nunca mejor dicho.

Al entrar en el Museo soy recibido por "El Espíritu de la Aviación", hermosa y heroica escultura que representa y honra a los aviadores navales que combatieron en cinco conflictos distintos: la I Guerra Mundial, la II Guerra Mundial, Corea, Vietnam y la Operación Tormenta del Desierto.

Sobre la misma pende la réplica del A-1 Triad, el primer avión que utilizó la Navy allá por 1911 y que fue construido por Curtiss Aeroplane and Motor Company. Es una de las dos réplicas creadas para celebrar en 1961 el 50º Aniversario de la Aviación Naval de los Estados Unidos.



Nada más llegar uno de los voluntarios de la recepción se interesa amablemente por mi visita, mi origen y me entrega un plano e información en castellano sobre el Museo. Comienza la aventura.






No hay comentarios:

Publicar un comentario