El año 2014 se me planteó la posibilidad de realizar durante el mes de Julio-2014 una tournée por el Reino Unido
visitando el Flying Legends, el Royal International Air Tattoo (RIATT para los
amigos) completando con un par de días de spotting en Heathrow, eventos de alguno de los cuales ya he compartido detalles con todos vosotros.
Ahí es nada, casi todos los sueños de una vida de
aerotrastornado podían llegar a convertirse en realidad de golpe y con la mejor
compañía: Socios de Aire duchos en estas lides amen de buenos amigos y
reconocidos “trasegantes” de las mejores pintas, que más se podía pedir.
Por
supuesto, me puse a ello y muy despacio (como suele pasar el tiempo cuando
deseas algo con ahínco) los planes se fueron tornando hechos y llegó el ansiado
día de viajar a la Pérfida Albión reconvertida ahora en objeto de deseo
desembarcando (escalerilla mediante) el Viernes 11 de julio las primeras
oleadas de invasores naranjas (el color de la Asociación Aire) ya que había planificaciones diversas en función
de las posibilidades de cada uno existiendo algunos planes “cortos” y el
“largo” que fue el que afortunadamente yo y cuatro socios más pudimos disfrutar
y que comprendía desde dicho Viernes hasta la vuelta el Miércoles 16 del mismo
mes.
En cualquier caso, esta crónica se ciñe a lo acontecido en
el RIATT donde llegué el Domingo 13 por la mañana tras soportar un atasco no
muy largo la verdad y que en comentarios de los compañeros más asiduos a este
evento era bastante más denso en otras ediciones. Por el camino cientos de
señales te recordaban a cada instante hacía donde te dirigías y la verdad es
que no sé si por ser mi “primera vez”, por mi natural impaciencia o por ambas
cosas iba notando cierto aceleramiento interior fruto seguramente de saber que
iba a poder realizar un deseo largamente acariciado.
Por fin alcanzamos Fairford aunque no fuimos de los más
madrugadores ya que tras la paliza del día anterior en Duxford y posterior
viaje nocturno alargado en el espacio-tiempo por ciertas controversias con el
GPS anglosajón de nuestro medio de transporte y correspondiente llegada de madrugada al
hotel de estancia decidimos descansar un poco más para afrontar lo que se nos
venía encima con algo más de energía.
El aparcamiento se realiza en las enormes plataformas de la
Base desde donde ya se puede observar un prometedor paisaje de colas de
aeronaves, banderas al viento y miles de pequeñas cabecitas sobre las cuales un
Apache ejercitaba su display. En ese momento accedimos al recinto por la puerta
verde (buscamos la naranja modelo “Aire”, pero no la había) y mostramos
nuestras entradas, momento éste en el que conviene recodar que no existe venta
de las mismas en taquilla, hay adquirirlas online y portarlas personalmente.
A partir de este momento, todo se convirtió en un
maremágnum de aviones militares de toda índole que se exhibían a lo largo de
una inmensa y larguísima plataforma de estática que encaminaba nuestros pasos
hacía la zona de observación más cercana a la pista en la cual estaban teniendo
lugar los despegues y aterrizajes de cuantas aeronaves mostraban sus distintas
exhibiciones en el cielo. En ese instante nos sobrevolaban los F-5 Tiger II de
la Patrouille Suisse que hendían el cielo cual rojas agujas demostrando la
versatilidad y capacidad aerodinámica de
este bello aparato más asombroso que nunca en manos de estos auténticos genios
suizos. Patrulla que por cierto celebra durante este 2014 sus 50 años de existencia.Celebrado este aniversario los Tiger mostraban distintivos de tan redondo número.
Para una mejor distribución de las entradas que componen el reportaje dedicado a este Festival he decidido dividirlo en un total de 10. Espero que os gusten tanto como a mí; con esa idea las comparto.
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