martes, 8 de octubre de 2013

El Museo del Arma Aérea de la Royal Navy (II de VIII)



Tal y como finalicé en la primera entrega dedicada al "Fleet Air Arm Museum", continuamos con la visita al Hall 1 de los cuatro existentes, Hall que está dedicado a dos eventos, por un lado se conmemoran 100 años de Aviación Naval en la Marina Real desde sus inicios en 1909, año en que se encargó un dirigible rígido que no funcionó de manera adecuada por lo que los esfuerzos se orientaron a la utilización de aeroplanos. A resultas de esta decisión se iniciaron una serie de proyectos que dieron como lugar en 1912 lo que podríamos considerar como el nacimiento del concepto de portaaviones, cuando en Enero de dicho año un biplano Short (con el Teniente Charles Rumney Samson a los mandos) despegó desde el HMS África. Desde este instante, se realizaron múltiples avances en la forma de operar este tipo de vuelos hasta que en 1917 el Comandante Dunning aterrizó su Sopwith Pup en la cubierta del HMS Furious. La posibilidad de despegar y aterrizar sobre buques alumbró el nacimiento del Arma Aérea embarcada, auténtica revolución militar que abría unas enormes perspectivas estratégicas y dotaban a la Armada de una increíble herramienta que no ha hecho sino ir creciendo en importancia desde ese inspirado día. 

Son los protagonistas alados de estas historias los que se muestran ante nuestros ojos: un Sopwith Pup, los restos de un Short 184 (pertenecen al avión naval más antiguo del mundo, y primero que participó en una batalla naval), un Supermarine Walrus provisto de ancla (modelo diseñado por RJ Mitchell, quién ideara también ese avioncillo de nada llamado Spitfire) y una réplica del Short S27. Un comienzo apabullante y difícil de superar, por no decir imposible.






















El otro evento se refiere al 30º aniversario de la “Guerra de las Malvinas” (o islas Falklands en su denominación anglosajona). Hay que recordar que la Royal Navy tuvo un papel principal y destacado en este conflicto en el que sufrió un cuantioso número de bajas que se encargan de recordar de manera recurrente diversos paneles expositores instalados por todo el Museo, cuestión lógica por otra parte desde la óptica inglesa por cuanto supuso para ellos todo un reto a su soberanía y logística afrontar esta pugna allende los mares, un escenario que no es extraño para la Royal Navy. En cualquier caso habría mucho que hablar de la superioridad material del Reino Unido con respecto a las tropas argentinas y de la contundente respuesta de estos últimos, insuficiente para detener la decidida campaña militar inglesa (que superó enormes dificultades logísticas), pero no es objeto de esta crónica el dilucidar cuestiones de equilibrio militar que la Historia ya resolvió en su momento con el resultado por todos conocido. 

Con motivo de este 30º aniversario se muestran un Sea Harrier FA2 (entre otras acciones derribó un Skyhawk A-4B con un Sidewinder Aim 9-L9), a su lado “Humphrey”, nombre que la tripulación puso a un Westland Wessex HAS3 que fue acribillado por un Dagger y muestra resaltados la multitud de impactos recibidos (pese a ello, en su momento siguió volando), un Sea King que fue pilotado por el príncipe Andrés y participo en diversas operaciones (es un auténtico gigantón antisubmarino con un una longitud de 17,1 metros), un Westland Lynx que llegó a prestar servicios también en la Guerra del Golfo y un interesante Agusta 109 argentino capturado por los ingleses. 




































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