miércoles, 24 de septiembre de 2014

Kamikazes (Viento divino - Viento de Muerte)


Mucho se ha escrito, dicho y visto acerca de los kamikazes y su desesperada utilización por parte de Japón.

Son cientos de libros, documentales, películas y un largo etcétera de formatos los que han recogido este triste episodio de la inacabable historia de las guerras humanas (que dos términos tan contradictorios).

En cualquier caso, no se puede obviar lo que ocurrió con una generación de jóvenes nipones que, imbuidos de heroísmo y desesperación a partes iguales, dieron su vida por el Emperador y su país convirtiéndose en "Viento Divino" de una manera consciente y muy alejada de la imagen fanática con la que algunas veces han sido representados.

Los Shimpu o Kamikazes fueron educados (¿adoctrinados?) en un sistema de valores que entendía la entrega de su vida como la mayor muestra de amor hacia su país y su mejor destino, auténtica herencia del honor que  los Samurais preconizaban como "modus vivendi", así que no es difícil de entender en este marco social que todos fuesen voluntarios de entre 17 y 35 años de edad, aunque la media rondaba los 20/25 años.

Se estima (no hay una cantidad fiable) que unos 2.500 pilotos suicidas murieron así a los mandos de sus aparatos sin retorno.

Una terrible sangría de cuestionable valor militar que no sirvió para modificar el curso de la guerra aunque dejaba a las claras los enormes sacrificios a los que estaba dispuesto a someterse el pueblo japonés durante esta guerra.

Hay que recordar que muchos de los estudios del conflicto del Pacífico entre Estados Unidos y Japón concluyen que uno de los grandes motivos para el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón, entre otros, fue el temor de los americanos a las terribles perdidas militares que arrostraría una invasión militar del territorio nipón enfrentándose en su propio país a quienes estaban dispuestos a dar su vida por cada paso en él de estos extranjeros.

A la postre, miles de vidas segadas por uno y otro bando y el honor trastocado en angustia y barbarie. 

































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