Uno de mis sueños no cumplidos es el de poseer un avión. Un pequeño aparato, sin pretensiones con el que poder desplazarme a lugares remotos a los que en condiciones normales no iría y conocer parajes naturales salvajes.
Claro que si después de tanto esfuerzo para cumplir tu sueño, consigues visitar ese paraje natural salvaje, intenta que no sea en Alaska. Allí los osos y los aviones no se llevan nada bien.
O por lo menos, si vas, llévate 200 rollos de cinta americana (nunca se sabe).
Nota: Al parecer, los ocupantes del avión habían estado de pesca, y el olor de los restos atrajo a uno o varios osos, con el resultado que muestran las fotos.
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