Ahora sí, llegamos al último apartado del Museo con aeronaves en
exhibición. Un fantástico escenario, pequeño pero acogedor donde se muestran un
Alphajet con la decoración de los “Asas de Portugal”, un magnifico Cessna
T-37C, modelo que equipó a las patrullas acrobáticas “Diablos Vermelhos”,
“Panchos” y “Asas de Portugal”, un T-38 Talon, modelo utilizado para la
adaptación de los futuros pilotos de F-5 Tiger II y un T-33 T-Bird, modelo
retirado en 1990.
Existe,
además, un espacio dedicado al Área de Mantenimiento y Restauración de modelos
que engrosarán la nómina del Museo en el futuro. Debo declarar que hacen un
trabajo excelente pues todos los modelos expuestos en el interior se presentan
impolutos y muy cuidados, con una gran atención a los detalles.
Anexa
a este último apartado se encuentra una habitación dedicada a los Pioneros de
la Aviación Portuguesa, donde se exhiben trofeos, maquetas, uniformes, etc. que
prestan el debido tributo a aquellos que empezaron en 1909 la historia de la
Aviación en el país luso.
Por
supuesto, y como suele ser habitual en todos los Museos de este tipo, hay gran
cantidad de equipos colocados estratégicamente para rellenar huecos y/o
aprovechar los espacios bien al natural o protegidos por vitrinas en el caso de
piezas más pequeñas y delicadas. Me llamó la atención especialmente el
entrenador del F-86F y el simulador de averías de Alouette III.
Como veis, un Museo
muy interesante, con algunos ejemplares que por sí solos ya merecen un visita y
de la que me marcho muy satisfecho, con el baúl repleto de fotos de una mañana
muy tranquila en la que pude campar a mis anchas con la presencia de muy pocos
visitantes a lo que quizás ayudó el hecho de ser temporada estival y playera
por excelencia.
No puedo por menos que recomendar
una visita a este trozo de historia, con el aliciente y excusa perfecta de
visitar también Sintra, una de las ciudades europeas más bonitas que existen.
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